domingo, diciembre 14, 2008

CONTRACORRIENTE ( CUENTOS CHINOS 2)

Al decir su nombre manifestaba la tristeza de vivir sin espíritu. Un día cualquiera de 1954 fue abandonado en el orfelinato de Shangluo. Adoptando el nombre típico de los niños allí encontrados.
Vivió desde ese día con un porque interrogativo esa obsesión que creyó saldaría un día frente a sus progenitores. Descubriendo que su semilla, apenas daba para una brizna de hierba.
¿Seria por la malformación de su mano, la causa de su desdicha?
Nacer con seis dedos en su mano derecha podría haberle ocasionado semejante desdicha, alimentaba uno de los porques. Ya que dicha anomalía era la burla de sus compañeros. Con la crueldad del débil que busca a uno mas débil que el para sentirse fuerte.
En un país obligado a tener un solo hijo, imagino que él era el segundo y de allí su desdicha.

Su derecha no fue nunca muy hábil, y tuvo que aprender a manejar la zurda. Quizás no por elección natural, sino por imperativo genético. Esa genética que le negaba su origen. Pues los progenitores solían abandonar a sus vástagos en localidades distintas a sus viviendas, para no ser detectados por las autoridades, y para que los espíritus de los antepasados, no encontraran a sus descendientes, cuando eran repudiados.
Al llegar la mayoría de edad, busco trabajo con la esperanza de encontrar una liberación para su alma y quizás aprender a vivir sin esos antepasados protectores. Trabajo remolcando barcos por los afluentes del Río Amarillo. Una lucha constante contra el río.
Corriente contra esfuerzo y esfuerzo contra corriente. Aprendió que el espíritu del río nunca descansa, nunca duerme.
Y el ya había abandonado la búsqueda del suyo. Aunque en una sociedad tan influida por sus ancestros y espiritual le resultaba difícil..
Decidió remolcar su propia vida río arriba escuchando viejas historias de fantasmas de subsuelo.
Se ocupo a la orden de un anciano Zahorí, este empuñando su vara era capaz de encontrar agua en los lugares mas recónditos. El anciano le explico que se dejaba guiar y una fuerza inexplicable le guiaba hasta el lugar. Una vez allí él empuñaba la pala horadando la tierra en el lugar indicado.
Su constancia le obligaba a continuar hasta llegar al manantial.
Pasado unos meses el anciano falleció.
Recogiendo sus utensilios encontró su vara entre las breves pertenencias y decidió probar fortuna, ya que no deseaba quedarse nuevamente sin empleo. Acepto el encargo de buscar agua y se dispuso a utilizar la vara, creyó sentir alguna vibración en un determinado punto del campo. Agarro la pala, esa herramienta que no era de zurdos ni de diestros, y comenzó a cavar. Hasta que golpeo algo metálico. Asustado lanzo su herramienta, arrodillándose excavo con ambas manos.
Hasta sacar aquello por completo.
Quedo inmóvil. Pues allí estaba el plantado delante del único guerrero zurdo de Xiam, con seis dedos en su mano derecha. Mirándose a los ojos descubrió su espíritu.

viernes, agosto 15, 2008

CUENTOS CHINOS 1


Lee a escondidas se adentraba todas las tardes en el bosque.
Guardaba su secreto guardado en el cubo de madera que llevaba repleto y volvía vacío.
Lo venía haciendo desde la primera primavera, tras el cruel invierno que depositó nieve por encima de la repisa de la ventana.
Nadie conocía el misterioso recorrido diario de Lee ni cuál era la causa del mismo.
Además, dedicaba mas esmero y atenciones a su padre evitando que realizara esfuerzos y que los cambios de temperatura le regalasen un mal catarro.
Lee, presuroso, marchaba todas las tardes, cuando el sol empezaba a despedirse, con su cubo y sus historias a la mitad de la nada.
Se hubiera muerto si su padre descubría que aquel invierno, ante la desesperación de los llantos de la familia, Ssalio y taló el árbol que su padre tenia destinado para su ataúd, y cambió una parte por, un saco de arroz y cuatro mandarinas y troceó otra para leña.
No era de extrañar que el anciano, al no poder morirse, permaneciera apático sin salir de casa y como un alma en pena mientras su espíritu quejoso deambulaba por el bosque buscando su mandarino. Aquel que plantó de niño, con la esperanza de que vistiera su cuerpo y perfumara su alma.
Lee regaba todos los días aquellas semillas que reservó en enero, con la esperanza de acelerar el crecimiento y librar a su padre de esta vida eterna. Ya que hasta la vida eterna se hace más corta cuando el cuenco de arroz está lleno.

lunes, abril 21, 2008

DICEN QUE UN DÍA DIJO BEETHOVEN

Varias personas me han pedido que escriba cuentos sobre mi colegio, aqui va el primero sobre mis alumnos, el anterior fue sobre algunos de sus profesores
Cuando llega su autobús, todo el mundo le abre paso.
Sube entre lágrimas y gritos, recordando cuando Campanilla traicionó a Peter. A ese Peter Pan atrapado en su cerebro que la dejó castigada sin crecer, viviendo en su propio País de Casi Nunca Jamás.
Llora los días nublados, pues también llovía cuando el patito feo fue apartado de los demás patos, sin saber exactamente por qué.
Necesita grandes dosis de Mickey para superar la desconexión que supone alterar las rutinas.
El ratón le marca el camino del baile y la sonrisa. Ese balanceo rítmico que solo escucha ella marcando sus pasos sin despegar los pies del suelo.
Las neuronas son los bambis huérfanos y perdidos en un bosque en llamas que se llama cerebro.
El codo articulado le conecta con la realidad del aquí y el ahora, ese pellizcarse para estar despierta.
Sonríe al mojar los nudillos que atrapan la galleta submarina del yogur.
Encuentra su espacio, redondeando hojas, que arrancó de alguna revista en círculos que hornea vuelta y vuelta. En la complejidad de hacer coincidir un mal principio con un final feliz. Su tarea no acaba nunca pues un buen círculo, todo el mundo lo sabe, nunca tiene fin. De vez en cuando, podría decirse que muy de vez en cuando, se acerca una foto dentro de un círculo a la cara y pone sus labios a modo de beso.
Vuela a ras de colchoneta, a veces rodeada de delfines, otras entre bellas y bambis que se escapan por su labios.
Con sus 15 años, un día por sorpresa y sin alevosía, desnuda de cualquier artificialidad, girando en el cd la 5 , también conocida como la “del destino” al escuchar los primeros acordes y mirando al infinito, dicen que dijo Beethoven

martes, marzo 25, 2008

BOMBILLAS

Desde pequeña la sensatez le llegaba por la noche, y en esos instantes de duermevela, cuando la luz se apaga y se encienden los miedos. Entonces aparecían Manuel y Felisa.
Manuel era un fantasma de sabana blanca y ojos oscuros.
Felisa, tarántula peluda de andar sigiloso.
Ya eran tan frecuentes, conocidos. Tal era su asiduidad entre sus desvelos que pasaron a ser Manolito y Feli.
Compañeros de sabanas y almohadas.
Cuando quería sentirse sola simplemente encendía una bombilla, aunque fuera imaginaria. Manolito y Feli entendían que el tiempo de asustar había concluido.
De mayor, de mas mayor, mejor dicho, la sensatez le llegaba con cuenta gotas y le acompañaba el encendido de alguna bombilla.
Algunas tenían más vatios otras menos pero a todas les acompañaba alguna idea y la energía necesaria para ponerla en práctica.
Así aparecieron inútiles inventos, tonterías mayúsculas, manubrios con o sin manivela, isocarros varios,… también cuatro o cinco curiosos artilugios, estéticos a veces, prácticos en ocasiones y mejorables siempre.
Cada vez que daba por concluida una de esas creaciones notaba la presencia de un ser pálido, sin ser fantasmagórico, y de pegajosos hilos sin ser arácnido. Que con cotidianidad y modo anodino repetían.
“Que bueno, nos deberías pasar una fotocopia de esto tan chulo”
El silencio eclipsaba las miradas. Una luz rompía las tinieblas gritando en su cabeza. “para que querrá una fotocopia, si las ideas en papel se secan”
Se imaginaba los papeles colgando de una gran red de araña, entre tinieblas tenuamente iluminadas por un candil que sujetaban los pálidos sujetos.
Como la mejor forma de ahuyentar nuestros miedos es ponerles nombre, a los cotidianos seres acaparadores de ideas ajenas les llama Recojones.
Y aunque le siguen asaltando y fotocopiando sus ideas, pues nuestros miedos nunca duermen, sabe que nunca sabrán que hacer con ellos y que después de una bombilla siempre le vendrá una idea.