martes, agosto 15, 2006

NECESITA UN TITULO

Este no podría ser un cuento clásico, ya que no podría empezar en “En un tiempo muy lejano…” pues del tiempo trata ahora nuestra historia.
El tiempo nunca es lejano ni cercano, el tiempo por mucho que nos empeñemos siempre es ahora.
El tiempo no llega ni pronto ni tarde, quizás nosotros seamos los que nos adelantemos a él o nos atropella estando estáticos.
¡¡¡ El tiempo pasa volando!!! Grito un anciano, al verlo salir atravesando el ventanal en una madrugada tardía de un domingo laborable.
Su dueño harto de que no acertara en su predicción decidió su vuelo desde un segundo piso.
Nuestro protagonista despertó al impactar con el suelo sorprendido de que la hora indicara hubiera llegado ya. ¡¡YA!! ¿Cómo puede ser?, se dijo observando sus manecillas, si aun me queda vuelta y media.
Como todos , cuando miramos en nuestro interior deseamos que el error no sea nuestro.
Aunque cuando uno es reincidente en estos lapsus , duda, siempre duda. La seguridad en uno mismo suele ser la excepción que confirma nuestra regla. Así volvió a contemplar la opción de un nuevo error
Estaría desajustado nuevamente y volvió a perder el tiempo.
Segundín, es un relojito de cuerda que tiene una anomalía o diferencia. Sus manecillas no suelen llevar un ritmo uniforme. Por algún extraño mecanismo cuando Segundín marcaba un Tic es un tiempo corto y rápido. Sus Tac es largo , mas largo de un segundo.
Segundín además de esas anomalías presenta la singularidad de ser un relojito de mesita, con forma de corazón. Uno suele reflejar a los demás aquello que lleva dentro y con el paso del tiempo, el aritmico paso de sus manecillas adopto externamente la forma de corazón.
Llevaba en su cabeza dos campanitas, un poco alejadas, las cuales para hacerse sonar se golpeaban con un martillito. Estaban tan separadas que para ser sonadas, Segundín estaba obligado a encogerse con el fin que el martillito llegara a golpear en las campanas. En realidad , eso no era un problema , a todos se nos encoge el corazón cuando suena un señal de alarma.
Justo al despertar, aplastado por el tiempo, perdón quise decir por el suelo. Se encogió y sonó la alarma de peligro. “otra vez demasiado tarde” Pensó.
Segundín cuando descubrió su forma , no se percato, lo que esto implicaba.
No era un reloj suizo, matemático ni preciso.
No presumía de tener una puntualidad británica.
No simultaneaba diferentes usos horarios.
El sol, no le decía nada
No compaginaba sus funciones con radio, ni luz y ni ninguna otra función mas practica ni moderna.
Era simplemente un reloj con forma de corazón , su mecanismo simple y sencillo como las cosas lindas de la vida como los verdaderas cosas que salen de corazón.
A Segundo, Segundín para sus amigos, intentaba asumir su tiempo, en función de su trabajo de reloj y su forma de corazón. Esa dualidad le llevo a mas de un problema.
Para Sofie, fue su primer corazón. Un San Valentin, Segundo adornado con un lazo , salio de una caja que Daniel , regalo a Sofíe.
La verdad se sintió feliz y bien recibido aunque cada vez mas ignorado. Fue menos reloj que nunca y mas carcasa que corazón.
Ciertamente el tiempo en los enamorados no tiene un signo de referencia claro.
Latía todos los Tac juntos, cuando Sofíe esperaba a Daniel haciendo cada movimiento de sus manecillas interminables. Cuando llegaba y los dos estaban juntos su corazón latía rápido, perdón su reloj latía rápido y marcaba todos los tic pasando fugazmente el tiempo. Todo esto provocaba que el pobre reloj, no daba una .Lo sabia y aunque lo intentaba solucionar , al no sentirse observado tampoco le preocupaba.
Un buen día , a finales de Marzo, Sofíe lo lanzo a una caja, junto a unas fotos, flores secas , poemas manuscritos y con dos lagrimitas frescas cerro la caja. Tic ,tic, tic, tic, tic…marco nervioso hasta que la cuerda se acabo o se fue la luz . Igual ocurrió todo al mismo tiempo. No recuerdo, como tantas veces que no sabemos en que tiempo u orden suceden las cosas cuando nuestro corazón late nervioso, estamos sin luz, sin cuerda y sin tiempo.
Solo tenia claro que el tiempo de Sofíe y Daniel juntos se apago.
volvió a ver la luz del sol, como no era solar a Segundín, el sol , solo le permitía ver a su alrededor sin indicarle referencia temporal. Con esa luz observo las mismas lagrimas en los ojos de Daniel.
Lo tomo con su mano derecha, aquella que esta mas lejos del corazón y lo lanzo por la ventana de la casa.
¡¡¡ Los relojes no tienen alas, ni tren de aterrizaje!!! Quiso gritar. Pero se percato que sus cuerdas no eran vocales.
“Ay amores que vuelan , ay amores que duelen y otros se escapan volando!!! Pronuncio un anciano que parecía saber del asunto.
Cuando un corazón se estrella siempre duele aunque caiga en blando.
Paso un tiempo, no sabría precisar cuanto hasta que a nuestro amigo lo recogió un vendedor ambulante.
Constantin, llevaba muchos años trabajando en esto y su mayor habilidad era el poder reciclar las cosas que los demás tiran.
Tomo a Segundo, aun no tenia confianza para llamarlo Segundín y pensó en ver que le pasaba. Al llegar a su casa, tranquilamente después de haber organizado todo su muestrario de productos, se puso a mirar a Segundín.
Le dio cuerda, le puso en hora y nuestro amigo , poniendo la mejor cara comenzó Tic- Tac Tic- Tac Tic- Tac, así durante todo el tiempo que le observo Constantin.
Cuando uno se presenta , siempre muestra su mejor cara , el esfuerzo de sentirnos reconocidos y queridos siempre supera cualquier problema, por un breve periodo de tiempo.
Pero, si no le ocurre nada, va perfectamente , dijo el vendedor.
Que esta le programo la alarma con la intención de probarla. Así que cuando las dos manecillas coincidieron, Segundín dudo un segundo , se encogió, como marcaba su anatomía y comenzó con un intenso y prolongado ringgggggggggg.
“Si tuviera oídos, me los taparía con las manecillas” pensó sin darse cuenta que sus manecillas giraban en su tripita de corazón.
Lo he conseguido se dijo a si mismo, se marcar con un reloj.
Constantin, lo deposito con cuidado junto a los demás cachivaches que intentaba vender cada día y se fue a descansar.
Por la mañana, rodeado de mas relojes, gafas solares, mecheros recargados y mil cacharros mas salio al mercado. En mitad del bullicio de gente se sintió observado.
La gente pasaba y le miraba y el loquito perdido.
Cuando uno quiere sobresaltar y no ser quien uno es, en realidad , los nervios se le suelen apoderar.
Así Segundin andaba tic, tic, tic, agitándose todo. Ocho horas tic ticteando se entristecía, además se daba cuenta de no estar en hora, pero no podía controlar los nervios. Llevaba a las 20h al medio día . después, en casa, con la tristeza y el cansancio le legaban todos los Tacs.
Así anduvo, hasta que Contantin controlo las horas de sus relojes y advirtió el error de Segundín.
Cons mandaba en los Tan y los Tin , mientras que Segundín, desafinaba en los Tac y los Tic.
El vendedor , hombre calmado y acostumbrado a no desechar aquello que no entendía , no tomo la misma decisión que los otros personajes de este cuento , no arrojo al corazón desajustado por la ventana, sino lo coloco en un lugar soleado y calido. Para Constantin reciclar era una filosofía y como muchas cosas cuando aparecen en nuestra vida nos producen alegría y sorpresa por lo inesperado . Cuando las perdemos , también por el mismo azar, tampoco deberían reportarnos tristeza.
Así que tomo a Segundo con su corazón y mirando a los ojos le explico:
“Tu vida, Segundo, la llevas contigo como si fueras a un largo viaje. Todo viaje debe ir siempre cargado con su equipaje . pero lo que siempre llevaras contigo, será tu forma de ser, tus ilusiones, tu carácter , tus genios…Nunca serán buenos, ni malos. Solo serán tuyos. Así que sigue marcando la hora, tu hora.”
Segundo, entendió las palabras de su jefe, dueño o amigo.
No se sintió abandonado, sino se sintió libre. Al marcharse el vendedor arrastrando su carro, al sol apareció un anciano: “ cada día que nos pasa nos enseña algo, utilízalo siempre y serás cada vez mas viejo, si. Pero mas sabio y mejor.”
El anciano a la vez que andaba arrastraba sus pies del Este al Oeste buscando un banco al sol de la tarde.
En el parque , cuando oscurece , las sombras abrigan a los artistas callejeros. Locuelos en sus cachivaches dispuestos hacer malabarismos, pinturas, esculturas y Música.
Segundín, sereno recordaba la voz de Constantin y vio acercarse sin remedio a Francho.
UN hombre orquesta ambulante que sincronizaba armónica, flauta, bombo, platillos cascabeles, guitarra y algún instrumento propio y desconocido.
Con la filosofía de rizar el rizo de la complicado agarro a Segundín y sin decir ni pío lo colgó de su bombo mochilero.
Le programo al alarma para tres minutos y comenzó al ritmo de uno, dos , tres y…
Sonaba todo imaginable, giraba todo lo circulable y el ritmo se aceleraba vertiginosamente hasta que llegado el momento a los 2minutos y 59 segundos se escuchaba un silencio y al señalar con los baquetas a Segundín sonaba Ringgggggg
Nuestro amigo, Segundo, estaba pleno. La verdad no es que llevara bien el Tic o el Tac, sino que al callarse Francho, el gritaba Ringgggg
Jamás importa su hora, solo su predicción sin compás horario, solo un punto mas en el pentagrama musical.
Era feliz , en esos breves instantes , aunque sabia que solo le querían por su timbrar . Recordó a los enamorado que solo le miraban por su forma de corazón. Para el vendedor era simplemente un mecanismo de cuerda que media el tiempo y para Francho era la alarma.
Como el mundo del espectáculo es trepidante y se impone el mas difícil todavía , pronto aparecieron en el repertorio del músico mas relojes, que ajustaban el tiempo con mas precisión y que hacían mas sonidos en su repertorio. Así Segundo fue desplazado, saliendo del espectáculo y pasando a la ingrata y complicada tarea de despertador.
Como de artista ambulante solo se puede sobrevivir compaginando sus placer con un contrato laboral, Se dedicaba diariamente a reponer los estantes de un gran almacén .
Hasta que aquel domingo laborable …..cansado de llegar tarde por culpa de su despertador acorazado, lo lanzo…
Volviendo al inicio de nuestra cuento, donde nuestro amigo voló, mientras un anciano gritaba alarmado ¡¡ El tiempo pasa volando!!
Este anciano agarro a nuestro amigo y Segundo se dio cuenta que ese hombre había estado en cada uno de sus trances .
Le pregunto porque de tanta coincidencia o casualidad.
“Casualidad ninguna” dijo “ Es sencillo, yo soy el tiempo”
Durante este, tu recorrido, espero que me hayas usado para aprender y tu viaje allá sido útil.
Creo que Si, dijo el reloj aunque en realidad contesto el corazón que llevaba dentro .
A veces se aprende a tiempo
Aunque siempre hay tiempo para aprender
Lo importante no es hacerlo como primero
Sino mas bien , saberlo hacer aunque sea como Segundo.
Quise decir Segundín
Si tienes una sugerencia de titulo, mandamela

viernes, agosto 04, 2006